Transmurciana
Jacobo Sánchez

CRÓNICA TRANSMURCIANA

  Foto de Jacobo Sánchez en bici con la Transmurciana   En los últimos años han proliferado rutas cicloturistas por toda la geografía, en una mezcla de deporte con turismo en auge en los últimos años. Atrás quedaron aquellos años en los que se asombraban de ver a un ciclista solitario cargado de alforjas y vestimentas raras por caminos y pueblos que hasta hace bien poco no despertaban ningún interés. En la mayoría de los pueblos era el propio cicloturista el que informaba a los lugareños que existía una ruta con cierta historia y que ésta pasaba por su pueblo.
 
      A principios de este año buscando un nuevo proyecto llegué a ver en una semana cuatro rutas nuevas, muestra de la proliferación de esta modalidad. Los nuevos tiempos han reinventado la tradicional forma de viajar con todo lo necesario a cuestas y ahora la mayoría de las propuestas que salen a escena son viajes programados. Asociaciones, instituciones, agencias especializadas o incluso particulares diseñan una ruta, funcionan como una agencia de viajes, compras el viaje y te entregan los tracks. Los alojamientos y las etapas ya están concertadas y el equipaje te está esperando a la llegada al hotel junto con la cena. De esta manera el ciclista sólo se tiene que preocupar de disfrutar sin lastres de un recorrido diseñado exclusivamente para bici de montaña.
Así en menos de una semana encontré varias ofertas de este tipo, Ibildideak, Mallorca Epic Trail, TransLucentum…

     Para los que somos de la vieja escuela y nos hemos curtido en las primeras grandes rutas sin marcar, con mapas, croquis, rutómetros y totalmente a la aventura, sin saber dónde vas a dormir cada día ni lo que te vas a encontrar también aparecen nuevas propuestas, así una noche sin saber bien cómo encontré un artículo sobre la TransMurciana, más de mil kilómetros por la región de Murcia campo a través. No había estado nunca en esas tierras y la idea de completar lo que yo mismo denominé “trilogía del sur”, junto a la TransÁndalus y la TransNevada me despertó un interés instantáneo. En poco tiempo recojo toda la información que puedo y comienzo los contactos, rápido me envían los tracks (iba a ser la primera vez que viajaba con gps al carecer de rutómetro y señalización la ruta). Luego los foros hacen el resto del trabajo.
Sin darme casi cuenta me encuentro en Murcia, con mi vieja máquina y las alforjas cargadas con un estudiado y optimizado equipamiento, fruto de la experiencia. Ahí dentro ni sobra ni falta nada.

     Por delante mil kilómetros a recorrer en diez días, no dispongo de más tiempo para hacer etapas más cortas y poder disfrutar más del paisaje. El recorrido es ciclable 100% prácticamente y con variedad de paisajes desde la huerta a la costa, de la sierra al altiplano. Sin desniveles serios uno se da cuenta rápidamente que una de las trabas más importantes que hay que lidiar es el viento. Otra complicación viniendo del norte podría ser el calor, aunque en mi caso el frío y el agua endurecieron la aventura. Estamos a finales de abril y el tiempo siempre es una incógnita en esas fechas.

     Ya en escena voy cumpliendo el objetivo de cien kilómetros día y cubriendo la primera parte del trayecto descubro la desconocida costa murciana, con playas y calas tranquilas y desiertas con Calblanque o Calnegre y me siento un privilegiado por poder rodar en solitario por allí. Poblaciones como San Pedro del Pinatar, Cartagena y sus suelos relucientes, Águilas o Cabo de Palos, Escombreras y sus imponentes plantas químicas, Mazarrón, etc., sirven de alojamiento y aprovisionamiento entre acantilados y arena. Ruedo todos los días hasta caer la noche, es una vieja costumbre. Con la puesta de sol por algún motivo es cuando más cómodo me encuentro rodando, lo que conlleva siempre gestiones Express para encontrar alojamiento o confiar en que todo el mundo es bueno y siempre hay alguien dispuesto a ofrecerte un techo.

     En una segunda parte cambia radical el paisaje, abandonando la costa dirección norte para cruzar nuevas poblaciones como Lorca. A partir de ahí empiezo a notar la despoblación y los kilómetros pasan en compañía de ardillas, erizos, conejos y perdices, jabalíes y hasta algún que otro murciélago despistado. La hospitalidad sube siempre un nivel cuanto más pequeña es la población, así en Casas Nuevas me ofrecen alojamiento en una vivienda particular a cambio de las gracias. Unas sábanas de franela rosas evitan que pase una mala noche, 13ºC en la casa y comienza a diluviar. Ya no pararía en toda la noche ni al día siguiente. La sierra de Espuña me espera fuera para atravesarla.
Zarcilla de Ramos y su buena gente se vuelca en buscarme cobijo y amenizarme la tarde. De nuevo una casa particular me sirve de parada y fonda.
En El Sabinar me cosen a preguntas y se esfuerzan en que mi estancia sea lo más agradable posible. Lo consiguen.
Continúo pasando los días y la marcha avanza sobre lo previsto a pesar del frío y el agua atravesando Sierra Espuña. Rodando ya por el noroeste Moratalla espera antes de descender hacia Caravaca y transitar varios kilómetros por los caminos de la Vera Cruz. Visita obligada es subir al santuario, con desarrollo pequeño y algo más lento que los caballos del vino. Atrás queda un terreno irregular, lluvias, vientos, barro, ensaladas de pimientos…

     Comienza un tercer bloque más amable recorriendo trazados de vías verdes, tocando Bullas, o adentrándome por corredores verdes como el del Segura, que no es más que un laberinto de canales a su entrada en Archena y su Balneario. El valle de Ricote te resguarda encajonado entre árboles frutales y paisaje fértil, a la vez que remontas el cauce del río hasta otra población grande, Cieza. Su salida por la Atalaya deja una buena vista panorámica de la cuidad y un par de kilos de barro agarrados a la bicicleta que se va soltando poco a poco en un solitario paseo hasta el embalse de Alfonso XIII. Tramos de GR´s te llevan hasta Calasparra y un interminable altiplano, con una mezcla de frío, calor y viento en contra van mermando las fuerzas hasta vaciarte del todo. Un sueño atroz me ataca mientras lo atravieso y tengo que parar un par de veces a tumbarme y cerrar los ojos. Jumilla es un buen lugar para hacer noche y descansar. He rodado en esta tercera parte desde el corazón de Murcia hasta el noreste. Sólo queda tocar Yecla y todo dirección sur regresar a Murcia capital para completar el viaje de diez días.

     La TransMurciana ha cumplido con lo que esperaba de ella, un viaje con alforjas campo a través sin saber dónde vas a dormir, descubriendo nuevos lugares, costumbres, gastronomía, expresiones y acentos, mezclándome con sus gentes, sufriendo y disfrutando de su clima tan pronto acogedor como agresivo. Nuevos olores como el azahar, días solitarios, días soleados, días de borrascas. Cada bar que me dio desayuno, cada pensión, hostal, hotel, casa particular, cada pequeña tienda de comestibles, cada restaurante que me ofreció lo mejor, colchones duros, blandos, pinchazos inoportunos, ramblas intransitables, perros que te acompañan, niños que te saludan al pasar… Todo eso me lo llevo para mí.                                                                                                         

DÍA 0.

Salgo de trabajar a las 7 de la mañana, me invade el sueño y más cosas. Me gustaría dormir, pero es que tengo una bici en el coche y unas alforjas, así que antes de que amanezca del todo ya estoy camino de Burgos, Madrid, Albacete y finalmente Murcia. En poco más de 7 horas paso de un amanecer nublado y frío a una tarde asfixiante y soleada. Primer aviso de que pasaré calor.
En una gasolinera cerca de Cieza he tenido mi primer encuentro con un murciano, tipo muy majo el que me ha cobrado pero casi he tenido que sacar el traductor de google, ¡no le he entendido nada! Luego el móvil se ha recalentado en el asiento al darle el sol y ha salido un mensaje: temperatura elevada de su terminal, FORZAR CIERRE. Y me he quedado sin gps para encontrar el hotel. Una hora buscando sitio para aparcar hasta que lo consigo, monto la bici y la guardo en el hotel, todo listo. Dentro de la habitación el aire a ¡15 grados! Ughhh, qué frío. Ceno en el hotel 3 tapas enormes, tercio de Mahou, cuajada y café por 7€, el hotel 3*** 33€. Escribo estas letras mientras por fin una cama me espera, mañana comienza la TransMurciana.
Día 1:

No madrugo en exceso, he dormido como si estuviera sedado. Me tomo mi tiempo ajustando la bici y, engrasando y viendo el centro de Murcia. Desde la catedral enfiló hacia el santuario de la Fuensanta con buena vista desde arriba de la ciudad, el lugar es apropiado para correr, rodar y esparcirse. Sigo de cerca a dos bikers por el paraje en subida, el suelo es pedregoso, con polvo fino y se agarra. El paisaje es ameno y te regala un tramo de bajada con curveo y gravilla para gozar. Luego antes de llegar a Sucina me doy cuenta que mis tracks no están muy actualizados, por donde debo pasar hay un resort golf no se qué... El vigilante me mira, le miro, me encojo de hombros, ojos de serpiente, no va levantar "su" barrera para mí así que circunvalo todo aquello. En Sucina hincho ruedas, menos de 1 kg cada una tenían, casi iba rodando en llantas. Meto 3 kg y enfiló a San Pedro del Pinatar por pista que bota mucho y viento en contra, entre vallas a ambas lados. Luego cojo el cauce del río seco, menos mal que está seco, es bonito, un poco técnico y entretenido. Siguen saliendo conejos y perdices por todos lados y ya entre cañas y naranjos entró en S.P. del Pinatar y veo el mar, hace mucho viento que da de lado, ya hace frío para ir a pelo, me pongo cortavientos y avanzó por preciosos paseos marítimos desiertos y playas hasta llegar al centro del pueblo. Está anocheciendo y decido seguir a Santiago de la Ribera ya de noche y un viento fuerte que ahora me empuja a favor. Tengo humedad en las manos, la bici, el móvil. La pensión La Obrera me acoge por 18€, y a la vuelta la pizzería Palermo y su simpática camarera me deleitan con una riquísima Siciliana y caña por 8,30€, buenísima, la pizza... Me llama Mariano Vicente para conocerme, si coincidimos en tiempo nos veremos en Águilas el domingo, yo mientras voy abandonando las fotocopias de los tramps del periódico La razón, con su firma.
Kilómetros: 93 km

Día 2: Santiago de la Ribera-Cartagena

salgo bordeando el aeropuerto y llueve. Por paseos marítimos con casas cerradas y feas y por salinas avanzo hasta Los Alcázares siempre paralelo al mar, viento lateral. Me dirijo a Cabo de Palos ya con algo de sol y emprendo el camino por el acantilado haciendo empujing, me cruzo con varias personas que flipan al verme y aseguran que hay un tramo con cuerdas y estrecho por donde no puedo pasar. Ingenuos... Llego al tramo y hay una pareja agarraditos a la cuerda, la chica casi a gatas. Saludo y en 20" lo paso todo montado, no dan crédito, pero uno es montañero más que ciclista. Regla N*1, no hagas caso de quien cree que una bici no pasa por donde pasaría alguien andando. La vista nueva me deja una panorámica de las playas de Calblanque, entre calas desiertas y acantilados sigo a buen ritmo hasta La Unión, antes el gps me lleva hasta el resort Golf la manga, cámaras vigilando. Paso la bici y me cuelo, hoy sí, saludo a la cámara que me enfoca y atravieso por mansiones y chalets de lujo kms., todo vacío y yo lleno de polvo por sus avenidas. Algún guiri con su carrito de golf me mira, lujosos coches me miran, ¡sí, me he colado! Kilómetros después llego a la garita de entrada y miro al vigilante: Aúpa, abre la barrera. La abre y salgo de allí en busca de una subida por monte que me deja en La Unión. De allí llego a Escombreras, uno que trabaja en una planta química no puede dejar de admirar tal aberración, enormes plantas de Repsol con sus mecheros jalonando depósitos y miles de tuberías, plantas de gas, fertilizantes, de todo llegan hasta el mar. Una subida pedregosa y caigo a Cartagena. Pensión de mala muerte, sólo superada en suciedad por la de Valencia en la Ruta del Cid, Oriente se llama, pufff. Ceno x 10€, en no recuerdo sitio, ensalada buena, ensaladilla rusa y atún plancha con vino y tarta chocolate, muy bien todo. A dormir, las piernas perfectas nada cargadas, voy finito, finito. Me ha salido exactamente igual q ayer los kms y tpo.
Kms: 93. Totales 186.
Tpo pedaleo: 7h35' Total: 15h.12'
Mañana Águilas tal vez, good night!

Día 3: Cartagena-Águilas

Tras escribir la crónica tecla a tecla dos veces e irse la conexión antes de colgarla no lo intento más. Día perfecto por las costas solitarias, buen tiempo y etapa que engaña por los tramos de bici al hombro y viento. Solitaria y divertida, te juegas el tipo en alguna bajada polvorienta y de gravilla suelta. Entró de noche en Águilas, hotel Carlos III *** 25€. Ceno en bar pimiento muy bien. Sigo con fuerzas.
90 km y 7 horas pedaleo
276 km y 21 horas en 3 días.
¡A descansar! Mañana no sé hasta dónde llegaré.
Día 4: Águilas-Zarcilla de Ramos.

El día amanece triste, yo no. Las últimas calas y el GR de la costa me hacen cargar con la bici varias veces. Luego la rambla, en gran parte no ciclable me hace quemar el croisant a la plancha de la mañana. Un perro negro sale de la nada y se viene conmigo 13 km, cuando salgo a la carretera corro todo lo que puedo y sigue por el arcén desfondado, que pena. Los perros siempre fieles.
Ya en Lorca tiro a Zarcilla por más ramblas que agarran y te clavas la rueda. Se nubla y comienza a llover, que raro...
En Zarcilla compro plátanos, juego al fútbol con un niño mientras su madre gestiona mi alojamiento, me da un número de tfno. del restaurante Ángela, tiene camas pero está cerrado hoy, llamo a ver. Fin parte 1.
Km 90 tpo 7h05'
Km total 366 tpo : muchas horas

Parte 2 día 4. (el alojamiento)

Compro plátanos en Zarcilla a las 19h y la frutera me indica que hay alojamiento en el pueblo, en el bar hay camas. Llueve y decido no seguir. Voy al bar Ángela, cerrado. Entro en una tienda y la chica comienza a buscar el número del bar, me deja con niño y juego al fútbol con él. Consigue el tfno. y llamo, se pone una niña que me pasa a su hermana, tiene alquilada la habitación pero viene a verme, abre el bar y llama a amigos, no los localiza, no quiere dejarme en la calle. Tira de tfno., caminamos por el pueblo preguntando por casas que me acojan hasta que llama a un hombre de Lorca. Me abre su casa por 20€ para mí solo, debajo vive él en otra casa. Llega a las 23 al pueblo pero acepto esperar, me despido de la chica y entro a una tienda a comprar víveres. Viene la chica y me da un chubasquero, luego su madre entra y me ofrecen guardarme la bici y su casa para esperar hasta las 23h. Es demasiado abusar le digo, voy al bar y monto la tertulia, me tomo varias cañas hasta que llega el hombre de la casa, me fotografía el DNI y me hacen la cama, me dice que si algún día voy por Totana voy a ver algo bonito, una casa en la sierra de Espuña increíble, me da su tarjeta. Pues en tres días paso... Toda para ti por 10€, me llamas, no has visto casa igual. Ducha fría y descansar, mañana no sé a dónde iré, pero voy muy justo para terminar en 10 días previstos.

Día 5: zarcilla de Ramos-El Sabinar

Km día: 98
Tpo: 7h.45'.

Sin apenas cobertura, día soleado pero frío. Etapa que sube constante hasta los 1500 Mt., pero muy suave. Paisaje bonito sobre todo desde La Rogativa al final, con un bajadón de muerte para tumbar y apretar los dientes cuando no consigues enderezar la curva. Voy muy fino, de menos a más al no haber cogido la bici desde enero me voy acoplando.
Pensión Nevazo.
Día 6: El Sabinar-Casas Nuevas, 100 km, 7h20'. Parte 1

Amanece despejado y frío, por lo que bajo helado hasta que un cuestón con desnivel fuerte y piedra suelta me hace bajarme y empujar. No ciclable hasta sin alforjas. Una vez arriba la caída de varios Km es increíble, cruzas el Alhárabe descalzo un par de veces y te deja los pies como nuevos. Luego es imposible soltar el freno más de 10 metros seguidos, es técnica, bota todo, los antebrazos se cargan, los empastes se quieren caer...sólo al final la pista mejora y entró en Moratalla, moqueando y medio sordo, pero una vez que te detienes el sol abrasa. Es el viento en contra y la velocidad lo que te hace ir forrado, pero realmente ya hace bueno.
De Moratalla a Caravaca es un paseo suave aunque incómodo por el firme, más vibración, es el día del antebrazo sin duda. Subo al santuario y de rebote mi tercera peregrinación después de los caminos de Santiago y el Camino Lebaniego.
De allí a Bullas la vía verde de noroeste se antoja un respiro, es bonita y luce el sol ahora, pero sin embargo el viento en contra viene para quedarse y estropearlo todo. Me desfonda un poco. En Bullas por suerte cambia in poco, o soy yo el que gira en otra dirección así que decido tirar hasta Casas Nuevas. Son las 17 horas y ya puedo ponerme en manga corta. En un bonito sube y baja me dejó llevar con ayuda del aire fresco y saco por primera vez el mp3 y escucho música, cañera para bajar, suave para trepar. El final de etapa es prácticamente llano, pero la pista de piedras incrustadas perfectamente hace que cada pedalada sea un esfuerzo, no se puede ni ir sentado o tú cuerpo se convertirá en taladro percutor. Ritmo del caminante, 5 km/h y Casas Nuevas me abre sus puertas. A ver cómo me lo montó para dormir en esta pequeña aldea.
Día 6: Parte 2 (el alojamiento)

Casas Nuevas, son 4 casitas, una tienda y un bar "Teresa". Allí pregunto quién me puede alojar y doy con una señora que vive al lado de la tienda, en la casa llena de flores, no hay pérdida. Enfrente tiene una casa grande, me la ofrece entera sin dudarlo después de escanearme unos segundos. Su hija me trae sábanas rosas de franela y hacemos la cama. Hablamos de Sierra Espuña y bromeamos sobre el color de mis sábanas: esto queda entre tú, tu madre y yo, ¿vale? Me ponen el calentador y me ducho, 14 grados en la casa. Voy a pagar a la señora, entró en su casa y sorpresa. No me deja pagar ni bien ni mal, así que Dios la bendiga.
He comprado plátanos y chocolate en la tienda y la chiquita que me atiende es dueña del bar también, negocio familiar que funciona de lujo, amables todos, y buen género, está lleno. ¿De dónde ha salido tanta gente? Vivirán 40 en cada casa...
Un tercio, plato ensaladilla buenísima, salchichas y huevos con café =8€. A dormir, comienza a llover y no parará ya en toda la noche. Mañana dan lluvias y vientos de 60 km/h., y tengo que atravesar la sierra. No debí haber cambiado el chubasquero por el cortavientos a última hora.
La franela me mantiene a salvo de mi preocupación, un cuadro en la cabecera de la Virgen y el niño Jesús me deja más tranquilo...
Día 7: Casas Nuevas-Totana (el infierno)

Toda la noche lloviendo y amanece igual, viento fuerte y sierra Espuña desafiante, imposible atravesarla así. ¿Imposible?, bueno, más bien no recomendado o de locos. Días como este hacen que triunfes o fracases así que compró bolsas de basura perfumaditas y todo y embucho las alforjas, son azules con flores y pone cuida el medio ambiente. Vergüenza poca, me pongo el chubasquero de 1€ y llegó a El Berro, el viento es brutal y me empleo a fondo. Miro el perfil a Totana, aún puedo intentarlo. No lo pienso y ya estoy subiendo, en el corazón de la sierra estoy resguardado, subo fuerte curveando ajeno a todo hasta que ya cae agua con fuerza. Corono sin darme cuenta, el poncho ondea, amarillo, las bolsas de basura resisten y mezclan su aroma con los pinos. Las ardillas y una especie de cabras están también por allí. La carretera me saca a un camino arcilloso con sus regueros rojos, todo es color allí arriba y hace frío, sin grasa más aún. Bajo a 60, 70 por hora tumbando, paro a hacer fotos y un jabalí merodea mis alforjas. Será el olor de las bolsas... Le saco una foto, es grande pero parece dócil. Sigo bajando, el paisaje es bonito, de lo mejor hasta ahora y enfiló Totana salpicado de barro hasta arriba. A unos 8 Km la pista se vuelve carretera, el viento de mi equipo. Alejo a los coches en las curvas y me dan caza en la gran recta que entra al pueblo. Estoy helado pero he salvado el día. Me alojo en Hotel** Los Camioneros, 3 km dirección Lorca por nacional, nuevo, limpio, 25€ con desayuno. Ceno sopa de tomate, ensalada y lenguado, flan y vino por 9€. Continúa lloviendo ahí fuera.
Km=63 Tpo=4h40'
Día 8: Totana-Cieza 114 km. 8h.30'.

Amanece chispeando pero pronto sale el sol y el viento me ayuda a recorrer el canal del Segura en una suave subida, todo bien hasta que un barrizal me hace sudar la gota gorda tirando de los cuernos de la bici para poder avanzar, me lleva una hora hacer 3 km bailando en barro hasta que me reúno con Mariano Vicente y almorzamos en Barqueros. Cambiamos impresiones y sigo mi viaje con un buen día, a Jabalí nuevo, luego un paseo por el corredor verde del Segura, donde me llueve un poco. Es una especie de vía verde entre el laberinto del canal que te deja en Archena. Decido tirar más a Cieza aprovechando el buen día. Atravieso el valle de Ricote que sin duda es acogedor y bonito. El día ha sido fructífero en Km.

Día 9: Cieza-Jumilla 105 km., 6h.40' pedaleo.

Amanece con lluvia y nada más subir a la atalaya otro barrizal me deja clavado, salgo de ahí con esfuerzo y limpio todo. Me salpico entero hasta el embalse de Alfonso XIII en un bonito paseo ya con sol radiante, y una bonita subida por el GR con su espectacular bajada me deja en Calasparra. Empiezo un tramo hasta Jumilla de 67 km por el altiplano, curioso paisaje que con el viento fuerte en contra no hace nada de gracia, me va vaciando poco a poco y una curiosa que nunca me había pasado., me quedo dormido pedaleando, como cuando conduces o lees un libro en la cama. No lo puedo controlar y hago eses y pierdo el equilibrio. Tengo que parar en la bajada varias veces si no quiero dormirme e ir al suelo, la sensación es desagradable. Me tumbo en el mirador y más tarde en un merendero. Salgo del altiplano con solazo hasta la venta del olivo, voy a morir de sueño. Me quedan unos 25 km a Jumilla y comienza mi calvario, un viento de frente fortísimo que no me deja avanzar y de nuevo sueño incontrolable, me apoyo en la bici y llegó a soñar algo de pié, como los animales, varias veces tengo que parar y repetir la operación. Pasan las horas y Jumilla sigue lejos, hasta su entrada por carretera es eterna, de pié sobre la bici cantando y más vacío que una cueva llegó al único hotel, Monreal. Subo a la habitación y en 0,2 segundos me duermo hasta la hora de cenar. Bar Venecia, al lado del hotel. Más ensaladilla rusa, tercio cerveza y solomillo con patatas buenísimas, con café 14,5€. Llueve mucho, justo cuando llegué al hotel por la tarde una fuerte tormenta rompió sobre Jumilla. Mañana podría y debería intentar llegar a Murcia y terminar, pero vientos de 50 km/h y predicción de agua a saco intentarán ponerlo difícil.
Día 10: Jumilla-... (al borde de la hipotermia)

Amanece diluviando en Jumilla, forro las alforjas, me forro yo y me pongo el poncho de 1€, nunca me arrepentiré lo suficiente de haber aligerado peso en algo tan básico, un error inusual en mi. No llevó 5 km y ya tirito, calado entero con un viento huracanado de cara que no me deja respirar decido plantear la etapa de otra manera, llegar así a Yecla o me cuesta medio día o un problema de salud serio. Me desvío a un pueblo y tomó café, el aguacero no cesa, ni parará ya en todo el día ni un segundo. Alucinan en el bar y camioneros que almuerzan me intentan hacer desistir. Salgo de allí antes de que lo consigan y ¡bingo! Rueda delantera pinchada con un trozo de hueso incrustado. En plena calle bajo el agua me pongo a cambiar la rueda hasta que veo una iglesia, domingo, abierta, para dentro. Las señoras rezan, yo hincho, flop, flop, flop. Ave María, flop, flop, flop. Yo ya tengo mi penitencia hoy.
Desando el camino a Jumilla, enfiló la N-344 y ahora de lado el viento y el agua me hacen daño y me taladran el oído. Murcia 70km pone un cartel...Menos mal que de fuerzas voy muy sobrado así que es cuestión de capacidad de sufrimiento, horas y cabeza. Afortunadamente varios km después el viento o mi rumbo cambia radical, menos mal porque ya no podía mover los brazos, cambiaba marchas con las dos manos y los pies eran de otro. Sin beber, sin comer, a piñón llegó hasta 30 km antes de Murcia que la N-344 se convierte en autovía E30 y no puedes pasar. Busco vías de servicio, la N-301, me desvío por donde pillo hasta que entró tanto en calor que me vengo arriba. Me desvío a Torre de Cotillas desde Molina de Segura, luego me voy Jabalí Nuevo, a Jabalí viejo, y una vez allí pongo el gps y en modo ruta a pie hasta Murcia me mete por caminillos denominados vías amables para bicicleta. Entró en Murcia calentito con 100 km casi del tirón y veo mi coche. En un pis pas desmontó la bici y la meto dentro con sus mantitas. A la vuelta el hotel me espera. Me he currado la etapa en 5h.45'.Duchita y con paraguas la ciudad me espera. La TransMurciana ya forma parte de mi colección particular. Ahora sólo queda dormir y 750 km de vuelta a casa. Muchas gracias a todos por los ánimos, verdaderamente ayudan a cumplir los retos personales. Ahora a recuperar mi cuerpo, me he quedado igual que un galgo a dos patas. AÚPA MURCIA!!

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