En los
últimos años han proliferado rutas cicloturistas por toda la geografía,
en una mezcla de deporte con turismo en auge en los últimos años. Atrás
quedaron aquellos años en los que se asombraban de ver a un ciclista
solitario cargado de alforjas y vestimentas raras por caminos y pueblos
que hasta hace bien poco no despertaban ningún interés. En la mayoría
de los pueblos era el propio cicloturista el que informaba a los
lugareños que existía una ruta con cierta historia y que ésta pasaba
por su pueblo.
A principios de este año buscando un
nuevo proyecto llegué a ver en una semana cuatro rutas nuevas, muestra
de la proliferación de esta modalidad. Los nuevos tiempos han
reinventado la tradicional forma de viajar con todo lo necesario a
cuestas y ahora la mayoría de las propuestas que salen a escena son
viajes programados. Asociaciones, instituciones, agencias
especializadas o incluso particulares diseñan una ruta, funcionan como
una agencia de viajes, compras el viaje y te entregan los tracks. Los
alojamientos y las etapas ya están concertadas y el equipaje te está
esperando a la llegada al hotel junto con la cena. De esta manera el
ciclista sólo se tiene que preocupar de disfrutar sin lastres de un
recorrido diseñado exclusivamente para bici de montaña.
Así en menos de una semana encontré varias ofertas de este tipo,
Ibildideak, Mallorca Epic Trail, TransLucentum…
Para los que somos de la vieja escuela y nos
hemos curtido en las primeras grandes rutas sin marcar, con mapas,
croquis, rutómetros y totalmente a la aventura, sin saber dónde vas a
dormir cada día ni lo que te vas a encontrar también aparecen nuevas
propuestas, así una noche sin saber bien cómo encontré un artículo
sobre la TransMurciana, más de mil kilómetros por la región de Murcia
campo a través. No había estado nunca en esas tierras y la idea de
completar lo que yo mismo denominé “trilogía del sur”, junto a la
TransÁndalus y la TransNevada me despertó un interés instantáneo. En
poco tiempo recojo toda la información que puedo y comienzo los
contactos, rápido me envían los tracks (iba a ser la primera vez que
viajaba con gps al carecer de rutómetro y señalización la ruta). Luego
los foros hacen el resto del trabajo.
Sin darme casi cuenta me encuentro en Murcia, con mi vieja máquina y
las alforjas cargadas con un estudiado y optimizado equipamiento, fruto
de la experiencia. Ahí dentro ni sobra ni falta nada.
Por delante mil kilómetros a recorrer en diez
días, no dispongo de más tiempo para hacer etapas más cortas y poder
disfrutar más del paisaje. El recorrido es ciclable 100% prácticamente
y con variedad de paisajes desde la huerta a la costa, de la sierra al
altiplano. Sin desniveles serios uno se da cuenta rápidamente que una
de las trabas más importantes que hay que lidiar es el viento. Otra
complicación viniendo del norte podría ser el calor, aunque en mi caso
el frío y el agua endurecieron la aventura. Estamos a finales de abril
y el tiempo siempre es una incógnita en esas fechas.
Ya en escena voy cumpliendo el objetivo de
cien kilómetros día y cubriendo la primera parte del trayecto descubro
la desconocida costa murciana, con playas y calas tranquilas y
desiertas con Calblanque o Calnegre y me siento un privilegiado por
poder rodar en solitario por allí. Poblaciones como San Pedro del
Pinatar, Cartagena y sus suelos relucientes, Águilas o Cabo de Palos,
Escombreras y sus imponentes plantas químicas, Mazarrón, etc., sirven
de alojamiento y aprovisionamiento entre acantilados y arena. Ruedo
todos los días hasta caer la noche, es una vieja costumbre. Con la
puesta de sol por algún motivo es cuando más cómodo me encuentro
rodando, lo que conlleva siempre gestiones Express para encontrar
alojamiento o confiar en que todo el mundo es bueno y siempre hay
alguien dispuesto a ofrecerte un techo.
En una segunda parte cambia radical el
paisaje, abandonando la costa dirección norte para cruzar nuevas
poblaciones como Lorca. A partir de ahí empiezo a notar la despoblación
y los kilómetros pasan en compañía de ardillas, erizos, conejos y
perdices, jabalíes y hasta algún que otro murciélago despistado. La
hospitalidad sube siempre un nivel cuanto más pequeña es la población,
así en Casas Nuevas me ofrecen alojamiento en una vivienda particular a
cambio de las gracias. Unas sábanas de franela rosas evitan que pase
una mala noche, 13ºC en la casa y comienza a diluviar. Ya no pararía en
toda la noche ni al día siguiente. La sierra de Espuña me espera fuera
para atravesarla.
Zarcilla de Ramos y su buena gente se vuelca en buscarme cobijo y
amenizarme la tarde. De nuevo una casa particular me sirve de parada y
fonda.
En El Sabinar me cosen a preguntas y se esfuerzan en que mi estancia
sea lo más agradable posible. Lo consiguen.
Continúo pasando los días y la marcha avanza sobre lo previsto a pesar
del frío y el agua atravesando Sierra Espuña. Rodando ya por el
noroeste Moratalla espera antes de descender hacia Caravaca y transitar
varios kilómetros por los caminos de la Vera Cruz. Visita obligada es
subir al santuario, con desarrollo pequeño y algo más lento que los
caballos del vino. Atrás queda un terreno irregular, lluvias, vientos,
barro, ensaladas de pimientos…
Comienza un tercer bloque más amable
recorriendo trazados de vías verdes, tocando Bullas, o adentrándome por
corredores verdes como el del Segura, que no es más que un laberinto de
canales a su entrada en Archena y su Balneario. El valle de Ricote te
resguarda encajonado entre árboles frutales y paisaje fértil, a la vez
que remontas el cauce del río hasta otra población grande, Cieza. Su
salida por la Atalaya deja una buena vista panorámica de la cuidad y un
par de kilos de barro agarrados a la bicicleta que se va soltando poco
a poco en un solitario paseo hasta el embalse de Alfonso XIII. Tramos
de GR´s te llevan hasta Calasparra y un interminable altiplano, con una
mezcla de frío, calor y viento en contra van mermando las fuerzas hasta
vaciarte del todo. Un sueño atroz me ataca mientras lo atravieso y
tengo que parar un par de veces a tumbarme y cerrar los ojos. Jumilla
es un buen lugar para hacer noche y descansar. He rodado en esta
tercera parte desde el corazón de Murcia hasta el noreste. Sólo queda
tocar Yecla y todo dirección sur regresar a Murcia capital para
completar el viaje de diez días.
La TransMurciana ha cumplido con lo que
esperaba de ella, un viaje con alforjas campo a través sin saber dónde
vas a dormir, descubriendo nuevos lugares, costumbres, gastronomía,
expresiones y acentos, mezclándome con sus gentes, sufriendo y
disfrutando de su clima tan pronto acogedor como agresivo. Nuevos
olores como el azahar, días solitarios, días soleados, días de
borrascas. Cada bar que me dio desayuno, cada pensión, hostal, hotel,
casa particular, cada pequeña tienda de comestibles, cada restaurante
que me ofreció lo mejor, colchones duros, blandos, pinchazos
inoportunos, ramblas intransitables, perros que te acompañan, niños que
te saludan al pasar… Todo eso me lo llevo para
mí.
DÍA 0.
Salgo de trabajar a las 7 de la mañana, me invade el sueño y más cosas.
Me gustaría dormir, pero es que tengo una bici en el coche y unas
alforjas, así que antes de que amanezca del todo ya estoy camino de
Burgos, Madrid, Albacete y finalmente Murcia. En poco más de 7 horas
paso de un amanecer nublado y frío a una tarde asfixiante y soleada.
Primer aviso de que pasaré calor.
En una gasolinera cerca de Cieza he tenido mi primer encuentro con un
murciano, tipo muy majo el que me ha cobrado pero casi he tenido que
sacar el traductor de google, ¡no le he entendido nada! Luego el móvil
se ha recalentado en el asiento al darle el sol y ha salido un mensaje:
temperatura elevada de su terminal, FORZAR CIERRE. Y me he quedado sin
gps para encontrar el hotel. Una hora buscando sitio para aparcar hasta
que lo consigo, monto la bici y la guardo en el hotel, todo listo.
Dentro de la habitación el aire a ¡15 grados! Ughhh, qué frío. Ceno en
el hotel 3 tapas enormes, tercio de Mahou, cuajada y café por 7€, el
hotel 3*** 33€. Escribo estas letras mientras por fin una cama me
espera, mañana comienza la TransMurciana.
Día 1:
No madrugo en exceso, he dormido como si estuviera sedado. Me tomo mi
tiempo ajustando la bici y, engrasando y viendo el centro de Murcia.
Desde la catedral enfiló hacia el santuario de la Fuensanta con buena
vista desde arriba de la ciudad, el lugar es apropiado para correr,
rodar y esparcirse. Sigo de cerca a dos bikers por el paraje en subida,
el suelo es pedregoso, con polvo fino y se agarra. El paisaje es ameno
y te regala un tramo de bajada con curveo y gravilla para gozar. Luego
antes de llegar a Sucina me doy cuenta que mis tracks no están muy
actualizados, por donde debo pasar hay un resort golf no se qué... El
vigilante me mira, le miro, me encojo de hombros, ojos de serpiente, no
va levantar "su" barrera para mí así que circunvalo todo aquello. En
Sucina hincho ruedas, menos de 1 kg cada una tenían, casi iba rodando
en llantas. Meto 3 kg y enfiló a San Pedro del Pinatar por pista que
bota mucho y viento en contra, entre vallas a ambas lados. Luego cojo
el cauce del río seco, menos mal que está seco, es bonito, un poco
técnico y entretenido. Siguen saliendo conejos y perdices por todos
lados y ya entre cañas y naranjos entró en S.P. del Pinatar y veo el
mar, hace mucho viento que da de lado, ya hace frío para ir a pelo, me
pongo cortavientos y avanzó por preciosos paseos marítimos desiertos y
playas hasta llegar al centro del pueblo. Está anocheciendo y decido
seguir a Santiago de la Ribera ya de noche y un viento fuerte que ahora
me empuja a favor. Tengo humedad en las manos, la bici, el móvil. La
pensión La Obrera me acoge por 18€, y a la vuelta la pizzería Palermo y
su simpática camarera me deleitan con una riquísima Siciliana y caña
por 8,30€, buenísima, la pizza... Me llama Mariano Vicente para
conocerme, si coincidimos en tiempo nos veremos en Águilas el domingo,
yo mientras voy abandonando las fotocopias de los tramps del periódico
La razón, con su firma.
Kilómetros: 93 km
Día 2: Santiago de la Ribera-Cartagena
salgo bordeando el aeropuerto y llueve. Por paseos marítimos con casas
cerradas y feas y por salinas avanzo hasta Los Alcázares siempre
paralelo al mar, viento lateral. Me dirijo a Cabo de Palos ya con algo
de sol y emprendo el camino por el acantilado haciendo empujing, me
cruzo con varias personas que flipan al verme y aseguran que hay un
tramo con cuerdas y estrecho por donde no puedo pasar. Ingenuos...
Llego al tramo y hay una pareja agarraditos a la cuerda, la chica casi
a gatas. Saludo y en 20" lo paso todo montado, no dan crédito, pero uno
es montañero más que ciclista. Regla N*1, no hagas caso de quien cree
que una bici no pasa por donde pasaría alguien andando. La vista nueva
me deja una panorámica de las playas de Calblanque, entre calas
desiertas y acantilados sigo a buen ritmo hasta La Unión, antes el gps
me lleva hasta el resort Golf la manga, cámaras vigilando. Paso la bici
y me cuelo, hoy sí, saludo a la cámara que me enfoca y atravieso por
mansiones y chalets de lujo kms., todo vacío y yo lleno de polvo por
sus avenidas. Algún guiri con su carrito de golf me mira, lujosos
coches me miran, ¡sí, me he colado! Kilómetros después llego a la
garita de entrada y miro al vigilante: Aúpa, abre la barrera. La abre y
salgo de allí en busca de una subida por monte que me deja en La Unión.
De allí llego a Escombreras, uno que trabaja en una planta química no
puede dejar de admirar tal aberración, enormes plantas de Repsol con
sus mecheros jalonando depósitos y miles de tuberías, plantas de gas,
fertilizantes, de todo llegan hasta el mar. Una subida pedregosa y
caigo a Cartagena. Pensión de mala muerte, sólo superada en suciedad
por la de Valencia en la Ruta del Cid, Oriente se llama, pufff. Ceno x
10€, en no recuerdo sitio, ensalada buena, ensaladilla rusa y atún
plancha con vino y tarta chocolate, muy bien todo. A dormir, las
piernas perfectas nada cargadas, voy finito, finito. Me ha salido
exactamente igual q ayer los kms y tpo.
Kms: 93. Totales 186.
Tpo pedaleo: 7h35' Total: 15h.12'
Mañana Águilas tal vez, good night!
Día 3: Cartagena-Águilas
Tras escribir la crónica tecla a tecla dos veces e irse la conexión
antes de colgarla no lo intento más. Día perfecto por las costas
solitarias, buen tiempo y etapa que engaña por los tramos de bici al
hombro y viento. Solitaria y divertida, te juegas el tipo en alguna
bajada polvorienta y de gravilla suelta. Entró de noche en Águilas,
hotel Carlos III *** 25€. Ceno en bar pimiento muy bien. Sigo con
fuerzas.
90 km y 7 horas pedaleo
276 km y 21 horas en 3 días.
¡A descansar! Mañana no sé hasta dónde llegaré.
Día 4: Águilas-Zarcilla
de Ramos.
El día amanece triste, yo no. Las últimas calas y el GR de la costa me
hacen cargar con la bici varias veces. Luego la rambla, en gran parte
no ciclable me hace quemar el croisant a la plancha de la mañana. Un
perro negro sale de la nada y se viene conmigo 13 km, cuando salgo a la
carretera corro todo lo que puedo y sigue por el arcén desfondado, que
pena. Los perros siempre fieles.
Ya en Lorca tiro a Zarcilla por más ramblas que agarran y te clavas la
rueda. Se nubla y comienza a llover, que raro...
En Zarcilla compro plátanos, juego al fútbol con un niño mientras su
madre gestiona mi alojamiento, me da un número de tfno. del restaurante
Ángela, tiene camas pero está cerrado hoy, llamo a ver. Fin parte 1.
Km 90 tpo 7h05'
Km total 366 tpo : muchas horas
Parte 2 día 4. (el alojamiento)
Compro plátanos en Zarcilla a las 19h y la frutera me indica que hay
alojamiento en el pueblo, en el bar hay camas. Llueve y decido no
seguir. Voy al bar Ángela, cerrado. Entro en una tienda y la chica
comienza a buscar el número del bar, me deja con niño y juego al fútbol
con él. Consigue el tfno. y llamo, se pone una niña que me pasa a su
hermana, tiene alquilada la habitación pero viene a verme, abre el bar
y llama a amigos, no los localiza, no quiere dejarme en la calle. Tira
de tfno., caminamos por el pueblo preguntando por casas que me acojan
hasta que llama a un hombre de Lorca. Me abre su casa por 20€ para mí
solo, debajo vive él en otra casa. Llega a las 23 al pueblo pero acepto
esperar, me despido de la chica y entro a una tienda a comprar víveres.
Viene la chica y me da un chubasquero, luego su madre entra y me
ofrecen guardarme la bici y su casa para esperar hasta las 23h. Es
demasiado abusar le digo, voy al bar y monto la tertulia, me tomo
varias cañas hasta que llega el hombre de la casa, me fotografía el DNI
y me hacen la cama, me dice que si algún día voy por Totana voy a ver
algo bonito, una casa en la sierra de Espuña increíble, me da su
tarjeta. Pues en tres días paso... Toda para ti por 10€, me llamas, no
has visto casa igual. Ducha fría y descansar, mañana no sé a dónde iré,
pero voy muy justo para terminar en 10 días previstos.
Día 5: zarcilla de Ramos-El Sabinar
Km día: 98
Tpo: 7h.45'.
Sin apenas cobertura, día soleado pero frío. Etapa que sube constante
hasta los 1500 Mt., pero muy suave. Paisaje bonito sobre todo desde La
Rogativa al final, con un bajadón de muerte para tumbar y apretar los
dientes cuando no consigues enderezar la curva. Voy muy fino, de menos
a más al no haber cogido la bici desde enero me voy acoplando.
Pensión Nevazo.
Día 6: El
Sabinar-Casas Nuevas, 100 km, 7h20'. Parte 1
Amanece despejado y frío, por lo que bajo helado hasta que un cuestón
con desnivel fuerte y piedra suelta me hace bajarme y empujar. No
ciclable hasta sin alforjas. Una vez arriba la caída de varios Km es
increíble, cruzas el Alhárabe descalzo un par de veces y te deja los
pies como nuevos. Luego es imposible soltar el freno más de 10 metros
seguidos, es técnica, bota todo, los antebrazos se cargan, los empastes
se quieren caer...sólo al final la pista mejora y entró en Moratalla,
moqueando y medio sordo, pero una vez que te detienes el sol abrasa. Es
el viento en contra y la velocidad lo que te hace ir forrado, pero
realmente ya hace bueno.
De Moratalla a Caravaca es un paseo suave aunque incómodo por el firme,
más vibración, es el día del antebrazo sin duda. Subo al santuario y de
rebote mi tercera peregrinación después de los caminos de Santiago y el
Camino Lebaniego.
De allí a Bullas la vía verde de noroeste se antoja un respiro, es
bonita y luce el sol ahora, pero sin embargo el viento en contra viene
para quedarse y estropearlo todo. Me desfonda un poco. En Bullas por
suerte cambia in poco, o soy yo el que gira en otra dirección así que
decido tirar hasta Casas Nuevas. Son las 17 horas y ya puedo ponerme en
manga corta. En un bonito sube y baja me dejó llevar con ayuda del aire
fresco y saco por primera vez el mp3 y escucho música, cañera para
bajar, suave para trepar. El final de etapa es prácticamente llano,
pero la pista de piedras incrustadas perfectamente hace que cada
pedalada sea un esfuerzo, no se puede ni ir sentado o tú cuerpo se
convertirá en taladro percutor. Ritmo del caminante, 5 km/h y Casas
Nuevas me abre sus puertas. A ver cómo me lo montó para dormir en esta
pequeña aldea.
Día 6: Parte 2 (el
alojamiento)
Casas Nuevas, son 4 casitas, una tienda y un bar "Teresa". Allí
pregunto quién me puede alojar y doy con una señora que vive al lado de
la tienda, en la casa llena de flores, no hay pérdida. Enfrente tiene
una casa grande, me la ofrece entera sin dudarlo después de escanearme
unos segundos. Su hija me trae sábanas rosas de franela y hacemos la
cama. Hablamos de Sierra Espuña y bromeamos sobre el color de mis
sábanas: esto queda entre tú, tu madre y yo, ¿vale? Me ponen el
calentador y me ducho, 14 grados en la casa. Voy a pagar a la señora,
entró en su casa y sorpresa. No me deja pagar ni bien ni mal, así que
Dios la bendiga.
He comprado plátanos y chocolate en la tienda y la chiquita que me
atiende es dueña del bar también, negocio familiar que funciona de
lujo, amables todos, y buen género, está lleno. ¿De dónde ha salido
tanta gente? Vivirán 40 en cada casa...
Un tercio, plato ensaladilla buenísima, salchichas y huevos con café
=8€. A dormir, comienza a llover y no parará ya en toda la noche.
Mañana dan lluvias y vientos de 60 km/h., y tengo que atravesar la
sierra. No debí haber cambiado el chubasquero por el cortavientos a
última hora.
La franela me mantiene a salvo de mi preocupación, un cuadro en la
cabecera de la Virgen y el niño Jesús me deja más tranquilo...
Día 7: Casas
Nuevas-Totana (el infierno)
Toda la noche lloviendo y amanece igual, viento fuerte y sierra Espuña
desafiante, imposible atravesarla así. ¿Imposible?, bueno, más bien no
recomendado o de locos. Días como este hacen que triunfes o fracases
así que compró bolsas de basura perfumaditas y todo y embucho las
alforjas, son azules con flores y pone cuida el medio ambiente.
Vergüenza poca, me pongo el chubasquero de 1€ y llegó a El Berro, el
viento es brutal y me empleo a fondo. Miro el perfil a Totana, aún
puedo intentarlo. No lo pienso y ya estoy subiendo, en el corazón de la
sierra estoy resguardado, subo fuerte curveando ajeno a todo hasta que
ya cae agua con fuerza. Corono sin darme cuenta, el poncho ondea,
amarillo, las bolsas de basura resisten y mezclan su aroma con los
pinos. Las ardillas y una especie de cabras están también por allí. La
carretera me saca a un camino arcilloso con sus regueros rojos, todo es
color allí arriba y hace frío, sin grasa más aún. Bajo a 60, 70 por
hora tumbando, paro a hacer fotos y un jabalí merodea mis alforjas.
Será el olor de las bolsas... Le saco una foto, es grande pero parece
dócil. Sigo bajando, el paisaje es bonito, de lo mejor hasta ahora y
enfiló Totana salpicado de barro hasta arriba. A unos 8 Km la pista se
vuelve carretera, el viento de mi equipo. Alejo a los coches en las
curvas y me dan caza en la gran recta que entra al pueblo. Estoy helado
pero he salvado el día. Me alojo en Hotel** Los Camioneros, 3 km
dirección Lorca por nacional, nuevo, limpio, 25€ con desayuno. Ceno
sopa de tomate, ensalada y lenguado, flan y vino por 9€. Continúa
lloviendo ahí fuera.
Km=63 Tpo=4h40'
Día 8: Totana-Cieza 114
km. 8h.30'.
Amanece chispeando pero pronto sale el sol y el viento me ayuda a
recorrer el canal del Segura en una suave subida, todo bien hasta que
un barrizal me hace sudar la gota gorda tirando de los cuernos de la
bici para poder avanzar, me lleva una hora hacer 3 km bailando en barro
hasta que me reúno con Mariano Vicente y almorzamos en Barqueros.
Cambiamos impresiones y sigo mi viaje con un buen día, a Jabalí nuevo,
luego un paseo por el corredor verde del Segura, donde me llueve un
poco. Es una especie de vía verde entre el laberinto del canal que te
deja en Archena. Decido tirar más a Cieza aprovechando el buen día.
Atravieso el valle de Ricote que sin duda es acogedor y bonito. El día
ha sido fructífero en Km.
Día 9: Cieza-Jumilla 105 km., 6h.40'
pedaleo.
Amanece con lluvia y nada más subir a la atalaya otro barrizal me deja
clavado, salgo de ahí con esfuerzo y limpio todo. Me salpico entero
hasta el embalse de Alfonso XIII en un bonito paseo ya con sol
radiante, y una bonita subida por el GR con su espectacular bajada me
deja en Calasparra. Empiezo un tramo hasta Jumilla de 67 km por el
altiplano, curioso paisaje que con el viento fuerte en contra no hace
nada de gracia, me va vaciando poco a poco y una curiosa que nunca me
había pasado., me quedo dormido pedaleando, como cuando conduces o lees
un libro en la cama. No lo puedo controlar y hago eses y pierdo el
equilibrio. Tengo que parar en la bajada varias veces si no quiero
dormirme e ir al suelo, la sensación es desagradable. Me tumbo en el
mirador y más tarde en un merendero. Salgo del altiplano con solazo
hasta la venta del olivo, voy a morir de sueño. Me quedan unos 25 km a
Jumilla y comienza mi calvario, un viento de frente fortísimo que no me
deja avanzar y de nuevo sueño incontrolable, me apoyo en la bici y
llegó a soñar algo de pié, como los animales, varias veces tengo que
parar y repetir la operación. Pasan las horas y Jumilla sigue lejos,
hasta su entrada por carretera es eterna, de pié sobre la bici cantando
y más vacío que una cueva llegó al único hotel, Monreal. Subo a la
habitación y en 0,2 segundos me duermo hasta la hora de cenar. Bar
Venecia, al lado del hotel. Más ensaladilla rusa, tercio cerveza y
solomillo con patatas buenísimas, con café 14,5€. Llueve mucho, justo
cuando llegué al hotel por la tarde una fuerte tormenta rompió sobre
Jumilla. Mañana podría y debería intentar llegar a Murcia y terminar,
pero vientos de 50 km/h y predicción de agua a saco intentarán ponerlo
difícil.
Día 10: Jumilla-... (al
borde de la hipotermia)
Amanece diluviando en Jumilla, forro las alforjas, me forro yo y me
pongo el poncho de 1€, nunca me arrepentiré lo suficiente de haber
aligerado peso en algo tan básico, un error inusual en mi. No llevó 5
km y ya tirito, calado entero con un viento huracanado de cara que no
me deja respirar decido plantear la etapa de otra manera, llegar así a
Yecla o me cuesta medio día o un problema de salud serio. Me desvío a
un pueblo y tomó café, el aguacero no cesa, ni parará ya en todo el día
ni un segundo. Alucinan en el bar y camioneros que almuerzan me
intentan hacer desistir. Salgo de allí antes de que lo consigan y
¡bingo! Rueda delantera pinchada con un trozo de hueso incrustado. En
plena calle bajo el agua me pongo a cambiar la rueda hasta que veo una
iglesia, domingo, abierta, para dentro. Las señoras rezan, yo hincho,
flop, flop, flop. Ave María, flop, flop, flop. Yo ya tengo mi
penitencia hoy.
Desando el camino a Jumilla, enfiló la N-344 y ahora de lado el viento
y el agua me hacen daño y me taladran el oído. Murcia 70km pone un
cartel...Menos mal que de fuerzas voy muy sobrado así que es cuestión
de capacidad de sufrimiento, horas y cabeza. Afortunadamente varios km
después el viento o mi rumbo cambia radical, menos mal porque ya no
podía mover los brazos, cambiaba marchas con las dos manos y los pies
eran de otro. Sin beber, sin comer, a piñón llegó hasta 30 km antes de
Murcia que la N-344 se convierte en autovía E30 y no puedes pasar.
Busco vías de servicio, la N-301, me desvío por donde pillo hasta que
entró tanto en calor que me vengo arriba. Me desvío a Torre de Cotillas
desde Molina de Segura, luego me voy Jabalí Nuevo, a Jabalí viejo, y
una vez allí pongo el gps y en modo ruta a pie hasta Murcia me mete por
caminillos denominados vías amables para bicicleta. Entró en Murcia
calentito con 100 km casi del tirón y veo mi coche. En un pis pas
desmontó la bici y la meto dentro con sus mantitas. A la vuelta el
hotel me espera. Me he currado la etapa en 5h.45'.Duchita y con
paraguas la ciudad me espera. La TransMurciana ya forma parte de mi
colección particular. Ahora sólo queda dormir y 750 km de vuelta a
casa. Muchas gracias a todos por los ánimos, verdaderamente ayudan a
cumplir los retos personales. Ahora a recuperar mi cuerpo, me he
quedado igual que un galgo a dos patas. AÚPA MURCIA!!